El accidente de coche había ocurrido el pasado mes de marzo. Dos coches. Un choque. Coches volando. Su padre y su madre. Otros dos desconocidos. Ambulancia. Llamada al instituto. Las lágrimas tocaban las mejillas de tres niños inocentes.
Había ocurrido todo muy rápido. Los médicos intentaban a apaciguar a una chica desconsolada por el accidente, pero no podían. El llanto de la chica era tranquilo, pero angustioso, quizá demasiado, pero era lógico: sus padres estaban gravemente heridos.
Irene, en ese momento se había sentido sola aún teniendo a sus hermanos en su regazo y una multitud de médicos alrededor suya. Esperaba, que en algún momento, se despertara de un sobresalto y poder descubrir, con suerte, que todo eso había sido una pesadilla. Pero no pasaba.
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Un capítulo un poco pesimista, no creéis? Es el comienzo de la nueva historia que os prometí